Carlos, español, periodista |
¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Cuál es tu profesion?
Danos un poco información sobre ti.
Me llamo Carlos, soy español y periodista.
¿Cuánto tiempo llevas en Moscú? ¿Qué haces en Rusia?
Llevo algo más de dos años y trabajo para un canal de televisión internacional que emite desde Moscú para todo el mundo.
¿Estuviste en Moscú antes de ir a trabajar allí?
No, no había venido nunca a Moscú.
¿No tuviste miedo de ir a Rusia?
No, para nada. Tuve miedo al llegar.
¿Cómo fueron tus primeros días (meses) en Rusia?
Bueno, pues al principio, salvando las dificultades de las que hablo después, todo te hace ilusión y te parece peculiar. Todo te produce curiosidad. Hay una teoría que dice que conocer un país nuevo de esta forma, viviendo en él, es como una especie de enamoramiento: al principio, todo te parece fantástico y fascinante. Y después, empiezas a descubrir pequeñas cosillas que ya no te gustan tanto y que, finalmente, incluso llegan a irritarte. Yo creo que durante mis primeros meses viví más o menos esa experiencia. Pero en general recuerdo esa época con mucho cariño.
¿Qué fue más difícil para ti (cosas más duras)?
Lo más difícil, sin duda, fue adaptarme al tema del idioma. Tenía un desconocimiento total sobre el alfabeto cirílico y, aunque no sepas la lengua, esto sí que es necesario conocerlo para moverte por el metro o poder leer los nombres de las calles. Al segundo día de estar en Moscú, decidí ir a visitar la Plaza Roja y estuve como un cuarto de hora o veinte minutos sin poder salir del metro, porque era una estación en la que confluían varias líneas y yo no sabía ni cómo se decía "salida". Además, hay que acostumbrarse a la forma no sé si rusa, pero seguro que moscovita, de moverse por la calle. Digamos que los gestos son algo más bruscos y, si te quedas parado en mitad de una zona de paso, no van a dudar en hacerte saber que molestas de una forma muy física. Recuerdo un momento en el que dudé en un andén de metro hacia donde ir y una adorable ancianita casi me saca a las vías dándome un empujón del que no tendría nada que envidiar un profesional de las artes marciales. Bueno, a ese tipo de cosas tienes que acostumbrarte.
Otra cosa que no tardas en comprender es que para cruzar una calle, no tienes que andar buscando semáforos. El mismo día que me perdí en el metro, también me pegué un buen rato para descubrir cómo cruzar la calle, una vez que salí. No hay semáforos ni pasos de cebra en las calles anchas del centro de la ciudad: se cruzan bajo tierra, por unos túneles que se llaman "pirijods"… vamos, túnel en ruso, si no me equivoco.
Otra cosa que se me hizo muy dura unos meses después de mi llegada, cuando llegó el invierno, fue el frío, claro, aunque los espacios cerrados están muy bien acondicionados y preparados para él y al final acabas pasando más calor que otra cosa. Y algo realmente incómodo son las capas de hielo que se forman en las calles y que tienes que aprender a identificar y sortear o a pasar como buenamente puedas sin acabar en el suelo, algo que los extranjeros no siempre conseguimos. Incluso se puede ver a algunos rusos hincar la rodilla de vez en cuando. Es muy incómodo y cuesta acostumbrarse.
¿Qué te gustó desde el primer momento?
La ciudad en sí es impresionante. Todo tiene unas dimensiones faraónicas: las calles, los edificios, los parques. Así que, por el centro, en cada esquina te encuentras con lugares que merece la pena ver. Mis compañeros de trabajo rusos también me acogieron muy rápido y los primeros días pude descubrir en seguida algunos platos típicos de aquí que me gustaron de inmediato.
¿Qué te parece lo más curioso?
Bueno, hay muchas cosas curiosas. Algo que echo en falta aquí es el pequeño comercio al estilo de España. Aquí no existe nada parecido (aunque probablemente en España no tardará mucho en desaparecer, al paso que vamos). Los pequeños comercios en el centro de la ciudad se ubican bajo tierra, en los pirijods, y son sitios que atienden al público desde ventanillas, como pequeños quioscos. Es muy curioso. Además, hay mucha gente vendiendo cosas por la calle o en los mismos pirijods. Y otra cosa curiosa son los taxis: hay muy pocos oficiales y en la mayoría de los casos paras a gente que va con su coche por la ciudad y negocias el precio con ellos, según donde quieras ir.
¿Ya estás acostumbrado? ¿Ahora te gusta vivir en Moscú? ¿Qué te parece la ciudad? ¿Estás feliz aquí? ¿Quieres quedarte en Moscú para siempre?
Sí, yo creo que ya me he acostumbrado a la vida aquí. Durante este tiempo hubo épocas realmente duras, en las que no veía posible seguir por muchos más meses, pero ahora creo que vivo muy bien aquí. Ahora mismo, soy muy feliz en esta ciudad, la siento como mía, aunque tenga todavía mucho que aprender, empezando por el ruso. Tengo aquí al 'núcleo duro' de mi gente, a los que ya considero como mi familia, un grupo de españoles, latinoamericanos y rusos que son gente excepcional. De todos modos, sigo siendo un emigrante y creo que, como muchos emigrantes, sí que tengo en mente volver algún día o irme de aquí. Además, creo que Moscú es una ciudad muy dura para envejecer, como casi todas las grandes ciudades. Pero por el momento, continuaré aquí.
¿ Qué sitios visitas regularmente? (bares, restaurantes)
¿ Qué sitios visitas regularmente? (bares, restaurantes)
Todo tipo de sitios. Moscú tiene una gran oferta en restauración y en bares y me da la impresión de que en los próximos años tiene que ir a más, porque a veces parece que no cabemos todos en ellos (especialmente los fines de semana). Voy a algunos sitios para cenar a otros para ver el fútbol o el baloncesto y a otros para tomar algo después de la cena. Hay muy buenos restaurantes, tanto de comida local como de comida internacional: italiana, mexicana, japonesa o europea en general. También hay una oferta importante de sitios de salsa, aunque yo no soy nada aficionado al tema. Pero para muchos hispanohablantes, son lugares de reunión obligados. Hay pocos bares de rock, pero los que hay son sitios muy curiosos y que para cualquier amante de la buena música de este estilo merece la pena visitar. Un concepto de bar muy curioso que tienen aquí y que en España casi no existe es el de las salas que son también restaurante. Lugares que por la noche levantan las mesas y tienen pista de baile y en los que, durante el resto del día, se puede ir a comer o a cenar. Además, también hay varios restaurantes y cafeterías abiertos las 24 horas, lo cual resulta muy cómodo para todos los que tienen horarios de trabajo un poco extremos y salen o entran a horas raras. O, en general, para los españoles, que cenamos muy tarde en comparación con el resto del mundo. En ese sentido, aquí no hay problema: siempre vas a encontrar un sitio abierto. Además, también hay mucha oferta en música en vivo: muchos locales tienen a gente tocando o a DJs varios días a la semana.
¿Qué sitios puedes aconsejar a los turistas?
Pues después de haber vivido más de dos años aquí, aconsejaría un montón. En cuestión de bares y restaurantes, decenas, jajaja. Pero hay sitios verdaderamente peculiares que a mí me encantan y que creo que pocos turistas sabrían apreciar, así que me los guardo. Para hacer un recorrido rápido de la parte central de la ciudad, también aconsejaría que, si van en verano, cojan alguna vez el barco que recorre el río Moskva. Está muy bien y desde él puedes ver muchas de las maravillas arquitectónicas de la ciudad y sus puentes, algunos de los cuales son muy bonitos.
¿Cuáles son las principales curiosidades de la ciudad que vale la pena visitar? ¿Cuál es tu sitio favorito? (bar, o calle, o plaza, o parque)
Bueno, toda la zona que rodea al lugar donde vivo, me encanta. Además, en verano está llena de vida, aunque se juntan también personajes de difícil clasificación. Es la zona de Chistie Prudi, la calle Pokrovka, Kitai Gorod, toda esa zona seguramente es mi preferida y tiene muchos de los restaurantes y bares que más me gustan. La zona de Arbat también es muy curiosa y donde se juntan las dos calles Arbat (el nuevo y el viejo) también hay en ocasiones gente tocando música en la calle y un ambiente muy bonito. Aparte, todos los lugares turísticos, por supuesto, las iglesias, los conventos, la Plaza Roja, el Parque de la Victoria, los parques en general (especialmente en verano, claro), la Ciudad Universitaria.
¿Piensas que vale la pena visitar Moscú?
Sí, claro que merece la pena, es una gran ciudad. Tiene sus incomodidades, especialmente en invierno, pero es un sitio que no dejará indiferente a nadie y en el que te puedes divertir muchísimo y ver cosas extraordinarias. Casi toda la gente que yo conozco que la ha visitado, se va realmente contenta de haber conocido este lugar.